martes, 25 de enero de 2011

Resiliencia

Cuando me gradué de bachiller en realidad no quería ir a la universidad. Desde jovencita me he interesado por la ilustración y sentía que quería estudiar diseño. Una de las razones ocultas por las que me sentía más segura en un instituto de diseño en vez de en una universidad era porque no confiaba mucho en mis habilidades para hacer amigos o relacionarme con las personas, y para ser honesta, no me consideraba una persona demasiado interesante.

Cuando me cambié al instituto la pasé muy mal. Todo el mundo parecía tener más experiencia y talento que yo, y a pesar de que mi pasión es el dibujo (digital, para ser más exacto), parecía ser lo que menos hacíamos ahí. Trabajábamos con cartones, materiales de construcción, módulos, exactos, en fin, cosas con las que en mi vida había trabajado. Al final del semestre, lo que obtuve fue un punto menos de lo que necesitaba para pasar y 9 puntos de más en mi pulgar izquierdo que son hoy en día una cicatriz que me recuerda que no debo manejar exactos, aunque mi profesor me haya dicho que no iba a enseñarme porque “echando a perder se aprende”.

Por algún tiempo me sentí realmente mal. Siempre había pensado que el arte era mi vida y ahora que había tenido la oportunidad de estar rodeada de artistas había fracasado, y me sentía como una persona sin talento y sin inspiración. Sentía que había perdido tiempo de mi vida que más nunca iba a poder recuperar. Que el único lugar a donde sentía que pertenecia tampoco tenía espacio para mí.

Después de mucho pensar terminé haciendo un trato con mi mamá. Iba a acudir al propedéutico de la Metropolitana e iba a sacar un titulo universitario antes de continuar mi carrera artística. Sin muchas ganas y porque me sentía realmente desmotivada acepté, y aquí estoy, a un año de graduarme.

Después de un par de años en la universidad pude darme cuenta de que la experiencia en el instituto no fue para nada perder el tiempo. Simplemente era algo que tenía que experimentar antes de entrar a la universidad. Amo mi carrera y amo mi universidad, y pasé de solo ver hacia atrás y sentirme arrepentida de no haber podido triunfar en mi primer semestre en el instituto y de creerme una persona sin talento, a sentirme una persona completamente diferente. Decidí olvidarme de los resentimientos hacia los profesores que no habían sabido como enseñarme y aprender de los nuevos que la vida iba a poner en mi camino. Decidí que si no había podido haber sido la mejor allá, iba a ser la mejor aquí. Me convertí en alguien capaz de conseguir amigos que me quieren por como soy, y de disfrutar al máximo el momento de mi vida que estoy viviendo ahora.

Al final pude darme cuenta de que si tuviera la oportunidad de hacer las cosas de nuevo, las haría exactamente igual. Porque si hubiese empezado la universidad sin haber pasado por el instituto, siempre hubiese estado preguntándome “¿Qué hubiera pasado si…?” y no hubiera sido capaz de ser verdaderamente feliz con lo que tenía. Tampoco hubiese sido capaz de practicar mis dibujos sin descanso, y ver hoy en día a personas con las que estudié en el instituto que ya terminaron y poder pensar que (modestia aparte) puedo hacerlo mejor que ellos.

Pude sin duda ser capaz de afrontar el problema que se me presentó y seguir adelante con mi vida. Y estoy muy orgullosa de ello.


------

Un pequeño (y cursi) "ensayo" acerca de seguir adelante y afrontar problemas que tuve que hacer hoy para Psicología Positiva. Pensé que podría compartirlo, porque esta experiencia ciertamente marcó mi vida. :)

2 comentarios:

  1. No es cursi, es sencillamente la verdad x) y si! eres muy buena ahora y brillaste despues de salir de alli, que bueno que estas orgullosa hermana!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias hermana :D te adoro!

    ResponderEliminar